Para la cultura occidental
el dragón es un ser fabuloso y monstruoso con abultado cuerpo de lagarto, patas
de felino y alas, que escupe fuego por la boca, rapta doncellas y lucha contra
caballeros andantes, un ser maléfico que atemoriza y es odiado por todos. Pero
no todos los dragones son odiados seres maléficos, el dragón chino se aleja de
esta estampa occidental.
Al contrario que en occidente, en china siempre se ha tenido una visión gratamente favorable de los dragones, por ello no se intentaba matarlos como en el caso de occidente, sino que se les ofrecían sacrificios incruentos para que el dragón otorgara sus dones benéficos a la humanidad, ya que era considerada una criatura admirable, de origen celeste, proveedor de lluvia, generadora de ríos, lagos y estanques y reguladora de los mares, por lo que ayudaba a la humanidad en su subsistencia, ya que gracias a él existía el agua potable y la pesca y las cosechas podían ser provechosas.
Era tal la veneración que sentían los antiguos
chinos por el dragón que incluso se colocaban representaciones suyas como
decoración en los tejados de las pagodas para atraer sus fuerzas bienhechoras;
uno de estos tipos de decoración llamados Ch´i Wen (tambor de boca), se
colocaba en los extremos de los salientes para que tragara las influencias
malignas, y otro tipo de decoración llamado Chao Feng (viento del amanecer) se
colocaba en los aleros para irradiar buenas influencias.
El dragón chino tiene características
exclusivamente chinas; físicamente es una combinación de varios animales y
energéticamente tiene un excepcional poder divino.
Los eruditos chinos de la antigüedad nos dicen
en sus escritos que el dragón era una criatura superior compuesta por otras
nueve comunes o inferiores: el dragón poseía una cabeza de camello con cuernos
de ciervo, ojos demoniacos y orejas de vaca, con un largo cuello que continuaba
en estilizado cuerpo tubular y terminaba en una larga cola, siendo todo el
conjunto semejante al cuerpo de una serpiente cubierto de escamas de carpa,
exceptuando el vientre que estaría limpio de escamas y semejaría a la carne de
una almeja; remataba el conjunto cuatro cortas patas de tigre con garras de
águila. En la cabeza del dragón se encontraba, según las leyendas, una protuberancia
llamada Chi´i Muh, que le permitía elevarse por los aires, como si fuera una
bolsa de aire de un globo aeroestático, y el dragón macho tenía una imponente
barba bajo la barbilla, la cual ocultaba una perla alojada en la garganta. Las
escamas del dragón debían estar dirigidas hacia atrás exceptuando las que se
encontraban en el cuello que estaban dirigidas hacia adelante.
Curiosamente, según la tradición china, el
dragón, a pesar de tener grandes orejas de vaca, era sordo, incluso en algunos
textos los chinos lo denominan simplemente como “El Sordo”, teniendo todo su
poder y su principio vital en los ojos de demonio, los cuales daban una
inquietante expresión al dragón.
Si bien ésta es la imagen más extendida del
dragón también puede representarse con algunas variantes. Así, por ejemplo, al
dragón sin cuernos se le denomina Ch´i Lung, mientras que si tiene cuernos es
denominado K´iu Lung, incluso existían dragones con alas o combinado con otros
animales (por ejemplo: el dragón con cabeza de tigre y cuerpo de serpiente que
chupa la sangre de los seres humanos; o el Wani, o el dragón con forma de
cocodrilo), si bien esto no era lo habitual. También podían transformarse por
periodos de tiempo delimitados en animales, plantas, objetos (sobre todo armas,
las cuales no podían permanecer mucho tiempo en manos de los mortales), o en
personas, sobre todo adolescentes y ancianos.
Pero ¿de dónde viene este ser superior formado
por partes de 9 seres inferiores? En el ancestral libro chino Shu I Ki se
analiza el génesis del dragón, en él se nos dice que si una serpiente de agua
vive 500 años se convierte en un Kiao, o serpiente con patas, una serpiente con
patas, un Kiao después de 3.000 años de vida se convierte en un Lung, o dragón
joven con escamas de pez, un Lung después de 500 años más, se transforma en un
Ying Lung, o dragón con alas. Ésta es la razón de que existan tantas
representaciones distintas del dragón, según sea una edad o fase de desarrollo.
El dragón, sea cual sea su forma, está
íntimamente relacionado con el agua, pero a pesar de su naturaleza acuática,
puede transitar por la tierra y, como ya he dicho, elevarse por los aires.
Según la tradición china es “el señor de la tormenta que hace que llueva sobre
la tierra”, por lo que con seguridad la leyenda del dragón nació del ambiente
rural, ya que era importante para la agricultura y a él se dirigían las
ofrendas y los rezos campesinos. El dragón, según la tradición china, habita en
estanques y mares, se eleva a las alturas y se mece por el viento entre las
nubes, cuando se encoleriza ruge con el trueno, y cuando se encuentra con otro
dragón lucha con él por su territorio aéreo escupiendo “bolas de fuego”, los
rayos (nominados también en China “lenguas de dragón”); cuando un dragón pierde
la batalla se entristece y sus lágrimas son la lluvia que nutre la tierra. Por
otra parte, el dragón cuando está en el océano controla las mareas, y las
corrientes marinas también las producen los dragones con su desplazamiento por
las profundidades.
En la tradición china la estación de sequía es el invierno y se explica
diciendo que el dragón hiberna en los estanques durante unos meses al año con
el fin de conservar su cuerpo sano, por ello no existe la lluvia en la
“estación de sequía”. En primavera, con los primeros calores, sale de su sopor,
comienza a moverse y se eleva por los aires, y cuando se encuentra con otro
dragón lucha por su parcela de cielo azul estallando las tormentas (llamadas
“batallas de dragón), con lo que cae la lluvia y se consigue un gran beneficio,
ya que tiempo después se recogerá una gran cosecha. Si por desgracia se juntan
en la batalla varios dragones y varios son los vencidos, la cantidad de “lágrimas
de dragón” es demasiada, lo que causa un perjuicio a la humanidad, ya que los
ríos se desbordan y aparecen las inundaciones, la destrucción y la perdida de
muchas vidas humanas. Por ello los campesinos chinos hacían ofrendas para
atraer al dragón, pero cuando veían que las nubes se oscurecían “por la sombra
del dragón” y comenzaban los truenos, hacían ofrendas para evitar que se
acercaran más dragones que los necesarios.
Las reglas para hacer ofrendas a los dragones
se encontraban en un texto del antiguo erudito chino Li Shi Chen, el cual nos
desvela que el dragón es de naturaleza ruda y fiera, pero le gustan las gemas
hermosas y la piedra de la oscuridad, así como las golondrinas asadas. Tiene
miedo al hierro, a la planta Wang, a los ciempiés, a las hojas del árbol Lien y
a los hilos de seda de 5 colores. Por tanto, quienes han comido golondrinas
evitan atravesar lugares donde hay agua para evitar la cólera del dragón y catástrofes relacionadas con el agua utilizan
el hierro para espantar a los dragones, quienes despiertan a los dragones para
que propicien la lluvia utilizan la planta Wang y quienes hacen ofrendas al rey
dragón utilizan bolas de arroz hervido envueltas en hojas de árbol Lien e hilo
de seda de 5 colores, las cuales deben ser arrojadas al río o al estanque del “Reino
central”.
Una antigua superstición china nos dice que
cuando comenzaba la tormenta, “la batalla del dragón”, los humanos debían
guarecerse y evitar mirar al cielo pues los dragones podían enfadarse por tener
testigos de sus sagradas disputas.
El rayo que cae desde las alturas al suelo era
explicado por la tradición china como “el enojo del dragón”, ya que el dragón
castiga con sus “bolas de fuego” al humano que tuviese la temeridad de elevar
sus ojos al cielo para espiar la “batalla”, mientras que los relámpagos y los
visibles rayos entre nubes eran explicados como las “bolas de fuego” que un
dragón dirigía a otro.
Existe un verso chino que dice con respecto al
“enojo del dragón”:
“Cuando luchan, los dragones no nos miran; ¿por qué
deberíamos mirarlos cuando luchan?, si no buscamos a los dragones ellos tampoco
nos buscarán”.
Curiosamente, la tradición china nos dice que los pocos mortales que tienen la fortuna de ver a un dragón serán recompensados con muy buena fortuna; la diferencia de esta afirmación con la anterior estriba en que el mortal que espía a los dragones es castigado, mientras que el que será recompensado es porque el dragón desea ser observado, ya que se presenta ante el humano como un ser protector. Según la mayoría de las leyendas, pocas veces el dragón se presentaba ante un humano bajo su verdadera apariencia, sino que la mayoría de las veces lo hacía transformado y con forma humana (generalmente con la apariencia de un astuto anciano o una bella jovencita); como según la creencia popular el dragón no podía transmutar su aspecto si estaba enfadado, iracundo o con ansia vengativa, un dragón transformado era bastante inofensivo, aun cuando tuviese un gran poder.
Existe una bella leyenda china que nos habla
del deseo del cielo de que el budismo se expandiera por todo oriente. Dicha
leyenda nos habla de un monje budista llamado Ghishô, que llegó a China desde
Corea en el siglo VII y que una vez aprendió el budismo de la secta Kegon,
volvió a su país para expandir su fe. Durante su estancia en China una joven
adolescente siguió de cerca los pasos del monje y cuando este zarpó hacia
Corea, la doncella embarcó con él. En medio de la navegación comenzó una
peligrosa tormenta que amenazaba con hundir al barco y a todos sus ocupantes;
al ver esto la jovencita se lanzó al agua en donde se convirtió en dragón, el
cual se agarró con fuerza al casco del navío y lo protegió hasta que este llegó
a su destino, hecho lo cual el dragón se separó del barco y se elevó por los
aires. Por esta razón la mayoría de los barcos chinos tienen su casco con forma
de dragón, en la proa está la cabeza del dragón y en la popa su cola. Volviendo
a la leyenda diré que la doncella en realidad siempre había sido un dragón
transformado con la misión de proteger al monje y sus conocimientos, y que en
un momento de peligro volvió a su auténtica esencia, protegiendo con su halo
benefactor la ira de los dragones que habían provocado la tormenta con su
lucha.
EL DRAGÓN Y
SU SIMBOLOGÍA
Todo lo relacionado con el dragón tiene una
especial simbología dentro de la tradición china, así por ejemplo el número de
escamas que tiene un dragón es de 117, de las cuales 81 ejercen una influencia
beneficiosa (escamas Yang), y 36 ejercen una influencia perniciosa (escamas
Yin), indicando con ello que el dragón es en parte un ser preservador y en
parte un ser destructor, tal y como es el agua. Incluso el número de escamas
tiene su propia simbología, con ello se nos indica que la leyenda del dragón tiene
una connotación taoísta, ya que en taoísmo el número 9 es sagrado, indicando
con él “la vuelta a la raíz”, “el retorno al seno del tao”, y si os dais cuenta
el número de las escamas suma siempre 9 (117 = 1 + 1 + 7 = 9) (81 = 8 + 1 = 9)
(36 = 3 + 6 = 9). El número 9 también aparece, como hemos visto anteriormente,
en la conformación del dragón, ya que es la cifra de animales de los cuales
está compuesto su cuerpo.
El dragón (más exactamente el dragón dorado) es también el símbolo del emperador, ya que éste era la encarnación humana del poder del dragón. Y el dragón (cualquier dragón) es también símbolo de la sabiduría y la dignidad, y por ello del sabio, del hombre superior; ya que las virtudes del dragón son las del cielo, y las virtudes del hombre superior provienen también del cielo, el hombre superior se asemeja al dragón; ésta es la razón por la que muchas representaciones de sabios chinos aparecen acompañados por un dragón (exceptuando el dragón dorado, que estaba reservado exclusivamente al emperador al “Sabio entre los Sabios”).
Por otra parte, los cinco puntos cardinales
chinos están protegidos por cinco dioses dragones, que tenían las cinco
tonalidades de color que existían según la tradición Taoísta: blanco, negro,
azul, rojo y amarillo, lo cual nos da una nueva pista simbólica que nos indica
que la leyenda del dragón tiene unas profundas raíces taoístas.
Los dragones que protegen los cinco puntos
cardinales son los siguientes:
·
En
el Este habitaba y regía el dios dragón azul (a veces representado también con
el color verde, ya que ambos colores son intercambiables en China), el cual
también protegía la primavera, la primera estación del año.
·
En
el Oeste habitaba y reinaba el dios dragón blanco (a veces representado también
con el tigre blanco), el cual preservaba el otoño.
·
En
el Norte habitaba y regía el dios dragón negro (a veces representado con la
tortuga negra), el cual estaba asociado también con el invierno, la estación
china de la sequía.
·
En
el Sur habitaba y gobernaba el dios dragón rojo (a veces representado también
bajo la figura de un gran pájaro rojo: el rocho, esto es, el equivalente chino
al ave fénix occidental), el cual prevalecía durante la mayor parte del verano.
·
En
el Centro habitaba y reinaba el dios dragón amarillo (o dorado), el cual
reservaba para sí el último mes del estío. Este dragón, llamado por muchos K`uh
Yuen, es el llamado rey dragón que reinaba sobre todos los demás, transmitiendo
sus órdenes moviéndose simultáneamente en las cuatro direcciones.
Además de estos dioses dragones existían otros
muchos dragones inferiores con los mismos colores, que son los responsables de
las “batallas de dragón”, ya que los dioses dragones que protegían los cinco
puntos cardinales no se alejaban de sus territorios, de los cuales extraían su
vitalidad y fuerza. La forma de diferenciar la jerarquía de un dragón en sus
representaciones pictóricas, escultóricas o arquitectónicas es la siguiente:
los dragones inferiores tenían en los extremos de sus patas de tigre garras de
águila formadas por tres fuertes dedos, mientras que los dioses dragones tenían
garras de cuatro dedos, exceptuando el dios dragón dorado que tenía cinco dedos
en cada garra, ya que era el Rey Dragón que regía sobre todos los demás.
Según la tradición china lo mejor que podía
ocurrir para la agricultura era que los
dragones azules y amarillos triunfaran sobre los demás tras sus “batallas”,
esto quería decir que las mejores tormentas eran las caídas durante la
primavera y antes del comienzo de otoño.
En la tradición china más antigua se dice que
el fenómeno al que nosotros llamamos “arco iris” no es más que la estela que
dejan los dragones representantes de los cinco dioses dragones cuando terminan
una batalla, por eso aparecía después de una tormenta.
EN UN CLÁSICO TEXTO CHINO, EL YIH LIN, SE NOS
DA NOTICIA DE OTRO DIOS DRAGÓN, APARTE DE LOS CINCO QUE RIGEN Y PROTEGEN LOS
CINCO PUNTOS CARDINALES CHINOS, EL CUAL ES EL RESPONSABLE DE QUE EXISTAN LAS
ESTACIONES Y DE QUE EL DÍA SIGA A LA NOCHE, Y ES NOMBRADO AMPLIAMENTE EN TODA
LA LITERATURA CHINA COMO “EL QUE ILUMINA LA OSCURIDAD”.
La antigua leyenda nos cuenta como este dragón
negro habita en una profunda cueva del monte Chung, en una remota isla situada
en los lejanos confines del mar oriental. Cuando despierta cada mañana, al
bostezar hace que de su garganta brote una gran bola de fuego, el sol, el cual
es despedido hacia occidente cruzando lentamente el cielo; como la bola ígnea
se va apagando conforme va avanzando por los aires, va apareciendo nuevamente
la oscuridad primigenia, con la cual el Ying Lung de Chung vuelve a dormitar,
hasta el día siguiente que despertará y transformará la oscuridad en luz
gracias a la bola ígnea creada con su bostezo. Un pasaje del citado Yih Lin dice
lo siguiente sobre este Dios Dragón:
“Cuando el que ilumina la oscuridad abre los
ojos se hace de día, cuando los cierra se hace de noche y aparece la negrura.
Cuando sopla con furor aparece el invierno,
cuando respira plácidamente brota el verano.
El viento es su aliento y su movimiento el
terremoto.
Hazle ofrendas con la cosecha y seguirá siendo
bondadoso”.
El terremoto aparecía cuando el Ying Lung de
Chung cambiaba de postura en las profundidades de la tierra cuando estaba
soñando.
Para el antiguo y supersticioso saber chino,
algunos fenómenos de la naturaleza estaban relacionados también con los
dragones, además de los ya dichos (terremotos, rayos, truenos, relámpagos,
“arco iris”, etc.) existen otros menos comunes pero no por ello menos reales,
por ejemplo: el fuego fatuo y el llamado “fuego de San Telmo”; tanto el
primero, de origen gaseoso (gases relacionados con la putrefacción de los
cementerios y los pantanos) como el segundo (de carácter eléctrico) eran
manifestaciones visuales del paso de dragones invisibles en pos de una misión
desconocida; tanto a los fuegos fatuo como al “fuego de San Telmo” se les
denominaba tradicionalmente en China “faroles de dragón”, la explicación que
daba la tradición china era la siguiente: ya que los dragones en su misterioso
viaje debían guiarse de alguna forma en la oscuridad de la noche, debían usar
necesariamente algún tipo de luminaria y, aunque los dragones fueran invisibles
a los ojos mortales, los “faroles” no podían ser escondidos. Seguramente los
chinos, de haber conocido en la antigüedad la aurora boreal, también la
hubieran relacionado de alguna forma con los dragones.
EL DRAGÓN Y
LA MEDICINA TRADICIONAL CHINA
Los dragones
beneficiosos en vida, sus huesos eran usados por los alquimistas taoístas para
ser usados en mezclas curativas. Lógicamente estos “ingredientes” no eran
huesos de dragón, ya que los dragones nunca han existido, siendo tan solo fruto
de la imaginación de los hombres, en realidad eran huesos fósiles de animales
antidiluvianos. Según un antiguo texto histórico chino, el Shu King, la mayor
parte de los “huesos de dragón” se podía encontrar en el país de Tsin (cerca de
Mongolia), lugar del que proceden la mayor parte de los fósiles de velociraptor
encontrados en nuestros días.
Según Li Shi-chen, el antiguo erudito chino,
el médico debe conocer específicamente lo que al dragón le gusta y no le gusta
cuando utiliza “huesos de dragón” en sus mezclas curativas, y no mezclar con
los “huesos de dragón” ningún elemento pernicioso (limaduras de hierro, polvo
de óxido, planta Wang, hojas de lien, capullos de seda, mixturas de ciempiés,
etc.), mientras que los elementos benéficos (agua, cáscara de huevo de
golondrina machacada, huevo dow fao, etc.) ayudaban a que la mezcla fuera más
provechosa para la salud del enfermo. Como curiosidad os diré que todos los
elementos descritos como perniciosos y benéficos se usaban, y aun se usan, en
las mezclas que hacen los médicos tradicionales chinos.
Existían también hierbas y mezclas usadas en
medicina tradicional china que eran llamadas con el nombre de los dragones, con
el fin, según la superstición, de que el poder del dragón influyese en la
curación del paciente; por esa razón también se hacían ofrendas a los distintos
dioses dragones, para que éstos ejercieran su poder sobre los órganos internos
del paciente:
·
El
dragón azul (o verde, como ya comenté estos dos colores son intercambiables en
China) que habitaba en oriente influía en el hígado y en la vesícula.
·
El
dragón blanco de occidente influía en los pulmones y en el intestino delgado.
·
El
dragón rojo meridional influía en el corazón y en el intestino grueso.
·
El
dragón negro septentrional influía en los riñones y en la vejiga urinaria.
·
El
dragón amarillo central influía en el bazo y el estómago.
Para los médicos tradicionales chinos, la
planta de mayor poder curativo, la hierba de la nube roja, tiene una profunda
relación con el rey dragón, y por ello tiene poder sobre todos los órganos
internos; estos médicos tradicionales piensan que al regir el rey dragón sobre
todos los demás dragones, que a su vez, como ya he apuntado anteriormente,
rigen el destino de unos órganos internos particulares, influye
beneficiosamente sobre todo el organismo enfermo, además de influir
directamente sobre estómago y bazo.
También tiene una profunda relación con el rey
dragón el Li Chih, el llamado hongo de la inmortalidad, el cual, a pesar de ser
una planta comestible de la familia de los agáricos es de naturaleza alucinógena
(como el peyote de los indios americanos), por lo que no es recomendable su
ingesta. Los chinos decían que aquel que comía Li Chih renovaba su juventud y
adquiría el poder de ir flotando de isla en isla (señal inequívoca de la
naturaleza alucinógena del hongo).
Otra “sustancia vital y curativa” era el loto,
como las anteriores, regalo del dragón dorado.
Tradicionalmente, todas las plantas que estaban llenas de energía vital eran las que crecían en el agua (como el loto), las que absorbían continuamente humedad (como el li chih), o las que brotaban de repente durante una tormenta (como la hierba de la nube roja); todas ellas eran un obsequio especial del dorado rey dragón y en ellas se concentraba el poder de éste, por ello también su especial relación con el agua.
FINAL
Como hemos visto, el dragón influye
profundamente en el sentir chino, incluso para hacer una casa se le invitaba
místicamente para que residiera en una guarida especial dentro de los muros de
la mansión, para que su bienhechora influencia protegiera a los moradores de la
estancia; pero no solo esto, sino que la casa se había edificado con arreglo a
“las venas del dragón” que estaban sobre el terreno a construir, según la
indicación del Feng Shui o erudito que percibe el aliento del dragón, no en
vano las palabras Feng Shui significan viento (Feng) y agua (Shui), lo cual
hace referencia a los dos componentes elementales del aliento del dragón.
Como final diré que la importancia del dragón
para los chinos puede verse en la celebración de la fiesta del año nuevo chino,
en la cual se hace danzar largos dragones de tela y de papel con el fin de
atraer la influencia bienhechora del dragón desde el primer momento del recién
nacido año.
Juan Manuel Ortega Pacheco