viernes, 19 de noviembre de 2021

EL DRAGÓN CHINO

 Para la cultura occidental el dragón es un ser fabuloso y monstruoso con abultado cuerpo de lagarto, patas de felino y alas, que escupe fuego por la boca, rapta doncellas y lucha contra caballeros andantes, un ser maléfico que atemoriza y es odiado por todos. Pero no todos los dragones son odiados seres maléficos, el dragón chino se aleja de esta estampa occidental.

 


 Al contrario que en occidente, en china siempre se ha tenido una visión gratamente favorable de los dragones, por ello no se intentaba matarlos como en el caso de occidente, sino que se les ofrecían sacrificios incruentos  para que el dragón otorgara sus dones benéficos a la humanidad, ya que era considerada una criatura admirable, de origen celeste, proveedor de lluvia, generadora de ríos, lagos y estanques y reguladora de los mares, por lo que ayudaba a la humanidad en su subsistencia, ya que gracias a él existía el agua potable y la pesca y las cosechas podían ser provechosas.

 Era tal la veneración que sentían los antiguos chinos por el dragón que incluso se colocaban representaciones suyas como decoración en los tejados de las pagodas para atraer sus fuerzas bienhechoras; uno de estos tipos de decoración llamados Ch´i Wen (tambor de boca), se colocaba en los extremos de los salientes para que tragara las influencias malignas, y otro tipo de decoración llamado Chao Feng (viento del amanecer) se colocaba en los aleros para irradiar buenas influencias.

 El dragón chino tiene características exclusivamente chinas; físicamente es una combinación de varios animales y energéticamente tiene un excepcional poder divino.

 Los eruditos chinos de la antigüedad nos dicen en sus escritos que el dragón era una criatura superior compuesta por otras nueve comunes o inferiores: el dragón poseía una cabeza de camello con cuernos de ciervo, ojos demoniacos y orejas de vaca, con un largo cuello que continuaba en estilizado cuerpo tubular y terminaba en una larga cola, siendo todo el conjunto semejante al cuerpo de una serpiente cubierto de escamas de carpa, exceptuando el vientre que estaría limpio de escamas y semejaría a la carne de una almeja; remataba el conjunto cuatro cortas patas de tigre con garras de águila. En la cabeza del dragón se encontraba, según las leyendas, una protuberancia llamada Chi´i Muh, que le permitía elevarse por los aires, como si fuera una bolsa de aire de un globo aeroestático, y el dragón macho tenía una imponente barba bajo la barbilla, la cual ocultaba una perla alojada en la garganta. Las escamas del dragón debían estar dirigidas hacia atrás exceptuando las que se encontraban en el cuello que estaban dirigidas hacia adelante.

 Curiosamente, según la tradición china, el dragón, a pesar de tener grandes orejas de vaca, era sordo, incluso en algunos textos los chinos lo denominan simplemente como “El Sordo”, teniendo todo su poder y su principio vital en los ojos de demonio, los cuales daban una inquietante expresión al dragón.

 Si bien ésta es la imagen más extendida del dragón también puede representarse con algunas variantes. Así, por ejemplo, al dragón sin cuernos se le denomina Ch´i Lung, mientras que si tiene cuernos es denominado K´iu Lung, incluso existían dragones con alas o combinado con otros animales (por ejemplo: el dragón con cabeza de tigre y cuerpo de serpiente que chupa la sangre de los seres humanos; o el Wani, o el dragón con forma de cocodrilo), si bien esto no era lo habitual. También podían transformarse por periodos de tiempo delimitados en animales, plantas, objetos (sobre todo armas, las cuales no podían permanecer mucho tiempo en manos de los mortales), o en personas, sobre todo adolescentes y ancianos.

 Pero ¿de dónde viene este ser superior formado por partes de 9 seres inferiores? En el ancestral libro chino Shu I Ki se analiza el génesis del dragón, en él se nos dice que si una serpiente de agua vive 500 años se convierte en un Kiao, o serpiente con patas, una serpiente con patas, un Kiao después de 3.000 años de vida se convierte en un Lung, o dragón joven con escamas de pez, un Lung después de 500 años más, se transforma en un Ying Lung, o dragón con alas. Ésta es la razón de que existan tantas representaciones distintas del dragón, según sea una edad o fase de desarrollo.



 El dragón, sea cual sea su forma, está íntimamente relacionado con el agua, pero a pesar de su naturaleza acuática, puede transitar por la tierra y, como ya he dicho, elevarse por los aires. Según la tradición china es “el señor de la tormenta que hace que llueva sobre la tierra”, por lo que con seguridad la leyenda del dragón nació del ambiente rural, ya que era importante para la agricultura y a él se dirigían las ofrendas y los rezos campesinos. El dragón, según la tradición china, habita en estanques y mares, se eleva a las alturas y se mece por el viento entre las nubes, cuando se encoleriza ruge con el trueno, y cuando se encuentra con otro dragón lucha con él por su territorio aéreo escupiendo “bolas de fuego”, los rayos (nominados también en China “lenguas de dragón”); cuando un dragón pierde la batalla se entristece y sus lágrimas son la lluvia que nutre la tierra. Por otra parte, el dragón cuando está en el océano controla las mareas, y las corrientes marinas también las producen los dragones con su desplazamiento por las profundidades.

 En la tradición china la estación de sequía es el invierno y se explica diciendo que el dragón hiberna en los estanques durante unos meses al año con el fin de conservar su cuerpo sano, por ello no existe la lluvia en la “estación de sequía”. En primavera, con los primeros calores, sale de su sopor, comienza a moverse y se eleva por los aires, y cuando se encuentra con otro dragón lucha por su parcela de cielo azul estallando las tormentas (llamadas “batallas de dragón), con lo que cae la lluvia y se consigue un gran beneficio, ya que tiempo después se recogerá una gran cosecha. Si por desgracia se juntan en la batalla varios dragones y varios son los vencidos, la cantidad de “lágrimas de dragón” es demasiada, lo que causa un perjuicio a la humanidad, ya que los ríos se desbordan y aparecen las inundaciones, la destrucción y la perdida de muchas vidas humanas. Por ello los campesinos chinos hacían ofrendas para atraer al dragón, pero cuando veían que las nubes se oscurecían “por la sombra del dragón” y comenzaban los truenos, hacían ofrendas para evitar que se acercaran más dragones que los necesarios.

 Las reglas para hacer ofrendas a los dragones se encontraban en un texto del antiguo erudito chino Li Shi Chen, el cual nos desvela que el dragón es de naturaleza ruda y fiera, pero le gustan las gemas hermosas y la piedra de la oscuridad, así como las golondrinas asadas. Tiene miedo al hierro, a la planta Wang, a los ciempiés, a las hojas del árbol Lien y a los hilos de seda de 5 colores. Por tanto, quienes han comido golondrinas evitan atravesar lugares donde hay agua para evitar la cólera del dragón y  catástrofes relacionadas con el agua utilizan el hierro para espantar a los dragones, quienes despiertan a los dragones para que propicien la lluvia utilizan la planta Wang y quienes hacen ofrendas al rey dragón utilizan bolas de arroz hervido envueltas en hojas de árbol Lien e hilo de seda de 5 colores, las cuales deben ser arrojadas al río o al estanque del “Reino central”.

 

 Una antigua superstición china nos dice que cuando comenzaba la tormenta, “la batalla del dragón”, los humanos debían guarecerse y evitar mirar al cielo pues los dragones podían enfadarse por tener testigos de sus sagradas disputas.

 

 El rayo que cae desde las alturas al suelo era explicado por la tradición china como “el enojo del dragón”, ya que el dragón castiga con sus “bolas de fuego” al humano que tuviese la temeridad de elevar sus ojos al cielo para espiar la “batalla”, mientras que los relámpagos y los visibles rayos entre nubes eran explicados como las “bolas de fuego” que un dragón dirigía a otro.

 Existe un verso chino que dice con respecto al “enojo del dragón”:

“Cuando luchan, los dragones no nos miran; ¿por qué deberíamos mirarlos cuando luchan?, si no buscamos a los dragones ellos tampoco nos buscarán”.


 Curiosamente, la tradición china nos dice que los pocos mortales que tienen la fortuna de ver a un dragón serán recompensados con muy buena fortuna; la diferencia de esta afirmación con la anterior estriba en que el mortal que espía a los dragones es castigado, mientras que el que será recompensado es porque el dragón desea ser observado, ya que se presenta ante el humano como un ser protector. Según la mayoría de las leyendas, pocas veces el dragón se presentaba ante un humano bajo su verdadera apariencia, sino que la mayoría de las veces lo hacía transformado y con forma humana (generalmente con la apariencia de un astuto anciano o una bella jovencita); como según la creencia popular el dragón no podía transmutar su aspecto si estaba enfadado, iracundo o con ansia vengativa, un dragón transformado era bastante inofensivo, aun cuando tuviese un gran poder.

 Existe una bella leyenda china que nos habla del deseo del cielo de que el budismo se expandiera por todo oriente. Dicha leyenda nos habla de un monje budista llamado Ghishô, que llegó a China desde Corea en el siglo VII y que una vez aprendió el budismo de la secta Kegon, volvió a su país para expandir su fe. Durante su estancia en China una joven adolescente siguió de cerca los pasos del monje y cuando este zarpó hacia Corea, la doncella embarcó con él. En medio de la navegación comenzó una peligrosa tormenta que amenazaba con hundir al barco y a todos sus ocupantes; al ver esto la jovencita se lanzó al agua en donde se convirtió en dragón, el cual se agarró con fuerza al casco del navío y lo protegió hasta que este llegó a su destino, hecho lo cual el dragón se separó del barco y se elevó por los aires. Por esta razón la mayoría de los barcos chinos tienen su casco con forma de dragón, en la proa está la cabeza del dragón y en la popa su cola. Volviendo a la leyenda diré que la doncella en realidad siempre había sido un dragón transformado con la misión de proteger al monje y sus conocimientos, y que en un momento de peligro volvió a su auténtica esencia, protegiendo con su halo benefactor la ira de los dragones que habían provocado la tormenta con su lucha.

 

EL DRAGÓN Y SU SIMBOLOGÍA

 

 Todo lo relacionado con el dragón tiene una especial simbología dentro de la tradición china, así por ejemplo el número de escamas que tiene un dragón es de 117, de las cuales 81 ejercen una influencia beneficiosa (escamas Yang), y 36 ejercen una influencia perniciosa (escamas Yin), indicando con ello que el dragón es en parte un ser preservador y en parte un ser destructor, tal y como es el agua. Incluso el número de escamas tiene su propia simbología, con ello se nos indica que la leyenda del dragón tiene una connotación taoísta, ya que en taoísmo el número 9 es sagrado, indicando con él “la vuelta a la raíz”, “el retorno al seno del tao”, y si os dais cuenta el número de las escamas suma siempre 9 (117 = 1 + 1 + 7 = 9) (81 = 8 + 1 = 9) (36 = 3 + 6 = 9). El número 9 también aparece, como hemos visto anteriormente, en la conformación del dragón, ya que es la cifra de animales de los cuales está compuesto su cuerpo.


 El dragón (más exactamente el dragón dorado) es también el símbolo del emperador, ya que éste era la encarnación humana del poder del dragón. Y el dragón (cualquier dragón) es también símbolo de la sabiduría y la dignidad, y por ello del sabio, del hombre superior; ya que las virtudes del dragón son las del cielo, y las virtudes del hombre superior provienen también del cielo, el hombre superior se asemeja al dragón; ésta es la razón por la que muchas representaciones de sabios chinos aparecen acompañados por un dragón (exceptuando el dragón dorado, que estaba reservado exclusivamente al emperador al “Sabio entre los Sabios”).

 Por otra parte, los cinco puntos cardinales chinos están protegidos por cinco dioses dragones, que tenían las cinco tonalidades de color que existían según la tradición Taoísta: blanco, negro, azul, rojo y amarillo, lo cual nos da una nueva pista simbólica que nos indica que la leyenda del dragón tiene unas profundas raíces taoístas.

 Los dragones que protegen los cinco puntos cardinales son los siguientes:

·         En el Este habitaba y regía el dios dragón azul (a veces representado también con el color verde, ya que ambos colores son intercambiables en China), el cual también protegía la primavera, la primera estación del año.

·         En el Oeste habitaba y reinaba el dios dragón blanco (a veces representado también con el tigre blanco), el cual preservaba el otoño.

·         En el Norte habitaba y regía el dios dragón negro (a veces representado con la tortuga negra), el cual estaba asociado también con el invierno, la estación china de la sequía.

·         En el Sur habitaba y gobernaba el dios dragón rojo (a veces representado también bajo la figura de un gran pájaro rojo: el rocho, esto es, el equivalente chino al ave fénix occidental), el cual prevalecía durante la mayor parte del verano.

·         En el Centro habitaba y reinaba el dios dragón amarillo (o dorado), el cual reservaba para sí el último mes del estío. Este dragón, llamado por muchos K`uh Yuen, es el llamado rey dragón que reinaba sobre todos los demás, transmitiendo sus órdenes moviéndose simultáneamente en las cuatro direcciones.

 Además de estos dioses dragones existían otros muchos dragones inferiores con los mismos colores, que son los responsables de las “batallas de dragón”, ya que los dioses dragones que protegían los cinco puntos cardinales no se alejaban de sus territorios, de los cuales extraían su vitalidad y fuerza. La forma de diferenciar la jerarquía de un dragón en sus representaciones pictóricas, escultóricas o arquitectónicas es la siguiente: los dragones inferiores tenían en los extremos de sus patas de tigre garras de águila formadas por tres fuertes dedos, mientras que los dioses dragones tenían garras de cuatro dedos, exceptuando el dios dragón dorado que tenía cinco dedos en cada garra, ya que era el Rey Dragón que regía sobre todos los demás.

 Según la tradición china lo mejor que podía ocurrir  para la agricultura era que los dragones azules y amarillos triunfaran sobre los demás tras sus “batallas”, esto quería decir que las mejores tormentas eran las caídas durante la primavera y antes del comienzo de otoño.

 En la tradición china más antigua se dice que el fenómeno al que nosotros llamamos “arco iris” no es más que la estela que dejan los dragones representantes de los cinco dioses dragones cuando terminan una batalla, por eso aparecía después de una tormenta.

 


 EN UN CLÁSICO TEXTO CHINO, EL YIH LIN, SE NOS DA NOTICIA DE OTRO DIOS DRAGÓN, APARTE DE LOS CINCO QUE RIGEN Y PROTEGEN LOS CINCO PUNTOS CARDINALES CHINOS, EL CUAL ES EL RESPONSABLE DE QUE EXISTAN LAS ESTACIONES Y DE QUE EL DÍA SIGA A LA NOCHE, Y ES NOMBRADO AMPLIAMENTE EN TODA LA LITERATURA CHINA COMO “EL QUE ILUMINA LA OSCURIDAD”.

 

 La antigua leyenda nos cuenta como este dragón negro habita en una profunda cueva del monte Chung, en una remota isla situada en los lejanos confines del mar oriental. Cuando despierta cada mañana, al bostezar hace que de su garganta brote una gran bola de fuego, el sol, el cual es despedido hacia occidente cruzando lentamente el cielo; como la bola ígnea se va apagando conforme va avanzando por los aires, va apareciendo nuevamente la oscuridad primigenia, con la cual el Ying Lung de Chung vuelve a dormitar, hasta el día siguiente que despertará y transformará la oscuridad en luz gracias a la bola ígnea creada con su bostezo. Un pasaje del citado Yih Lin dice lo siguiente sobre este Dios Dragón:

 “Cuando el que ilumina la oscuridad abre los ojos se hace de día, cuando los cierra se hace de noche y aparece la negrura.

 Cuando sopla con furor aparece el invierno, cuando respira plácidamente brota el verano.

 El viento es su aliento y su movimiento el terremoto.

 Hazle ofrendas con la cosecha y seguirá siendo bondadoso”.

 El terremoto aparecía cuando el Ying Lung de Chung cambiaba de postura en las profundidades de la tierra cuando estaba soñando.

 Para el antiguo y supersticioso saber chino, algunos fenómenos de la naturaleza estaban relacionados también con los dragones, además de los ya dichos (terremotos, rayos, truenos, relámpagos, “arco iris”, etc.) existen otros menos comunes pero no por ello menos reales, por ejemplo: el fuego fatuo y el llamado “fuego de San Telmo”; tanto el primero, de origen gaseoso (gases relacionados con la putrefacción de los cementerios y los pantanos) como el segundo (de carácter eléctrico) eran manifestaciones visuales del paso de dragones invisibles en pos de una misión desconocida; tanto a los fuegos fatuo como al “fuego de San Telmo” se les denominaba tradicionalmente en China “faroles de dragón”, la explicación que daba la tradición china era la siguiente: ya que los dragones en su misterioso viaje debían guiarse de alguna forma en la oscuridad de la noche, debían usar necesariamente algún tipo de luminaria y, aunque los dragones fueran invisibles a los ojos mortales, los “faroles” no podían ser escondidos. Seguramente los chinos, de haber conocido en la antigüedad la aurora boreal, también la hubieran relacionado de alguna forma con los dragones.

 

EL DRAGÓN Y LA MEDICINA TRADICIONAL CHINA

 

Los dragones beneficiosos en vida, sus huesos eran usados por los alquimistas taoístas para ser usados en mezclas curativas. Lógicamente estos “ingredientes” no eran huesos de dragón, ya que los dragones nunca han existido, siendo tan solo fruto de la imaginación de los hombres, en realidad eran huesos fósiles de animales antidiluvianos. Según un antiguo texto histórico chino, el Shu King, la mayor parte de los “huesos de dragón” se podía encontrar en el país de Tsin (cerca de Mongolia), lugar del que proceden la mayor parte de los fósiles de velociraptor encontrados en nuestros días.

 Según Li Shi-chen, el antiguo erudito chino, el médico debe conocer específicamente lo que al dragón le gusta y no le gusta cuando utiliza “huesos de dragón” en sus mezclas curativas, y no mezclar con los “huesos de dragón” ningún elemento pernicioso (limaduras de hierro, polvo de óxido, planta Wang, hojas de lien, capullos de seda, mixturas de ciempiés, etc.), mientras que los elementos benéficos (agua, cáscara de huevo de golondrina machacada, huevo dow fao, etc.) ayudaban a que la mezcla fuera más provechosa para la salud del enfermo. Como curiosidad os diré que todos los elementos descritos como perniciosos y benéficos se usaban, y aun se usan, en las mezclas que hacen los médicos tradicionales chinos.

 Existían también hierbas y mezclas usadas en medicina tradicional china que eran llamadas con el nombre de los dragones, con el fin, según la superstición, de que el poder del dragón influyese en la curación del paciente; por esa razón también se hacían ofrendas a los distintos dioses dragones, para que éstos ejercieran su poder sobre los órganos internos del paciente:

·         El dragón azul (o verde, como ya comenté estos dos colores son intercambiables en China) que habitaba en oriente influía en el hígado y en la vesícula.

·         El dragón blanco de occidente influía en los pulmones y en el intestino delgado.

·         El dragón rojo meridional influía en el corazón y en el intestino grueso.

·         El dragón negro septentrional influía en los riñones y en la vejiga urinaria.

·         El dragón amarillo central influía en el bazo y el estómago.

 Para los médicos tradicionales chinos, la planta de mayor poder curativo, la hierba de la nube roja, tiene una profunda relación con el rey dragón, y por ello tiene poder sobre todos los órganos internos; estos médicos tradicionales piensan que al regir el rey dragón sobre todos los demás dragones, que a su vez, como ya he apuntado anteriormente, rigen el destino de unos órganos internos particulares, influye beneficiosamente sobre todo el organismo enfermo, además de influir directamente sobre estómago y bazo.

 También tiene una profunda relación con el rey dragón el Li Chih, el llamado hongo de la inmortalidad, el cual, a pesar de ser una planta comestible de la familia de los agáricos es de naturaleza alucinógena (como el peyote de los indios americanos), por lo que no es recomendable su ingesta. Los chinos decían que aquel que comía Li Chih renovaba su juventud y adquiría el poder de ir flotando de isla en isla (señal inequívoca de la naturaleza alucinógena del hongo).

 Otra “sustancia vital y curativa” era el loto, como las anteriores, regalo del dragón dorado.

 Tradicionalmente, todas las plantas que estaban llenas de energía vital eran las que crecían en el agua (como el loto), las que absorbían continuamente humedad (como el li chih), o las que brotaban de repente durante una tormenta (como la hierba de la nube roja); todas ellas eran un obsequio especial del dorado rey dragón y en ellas se concentraba el poder de éste, por ello también su especial relación con el agua.



FINAL


 Como hemos visto, el dragón influye profundamente en el sentir chino, incluso para hacer una casa se le invitaba místicamente para que residiera en una guarida especial dentro de los muros de la mansión, para que su bienhechora influencia protegiera a los moradores de la estancia; pero no solo esto, sino que la casa se había edificado con arreglo a “las venas del dragón” que estaban sobre el terreno a construir, según la indicación del Feng Shui o erudito que percibe el aliento del dragón, no en vano las palabras Feng Shui significan viento (Feng) y agua (Shui), lo cual hace referencia a los dos componentes elementales del aliento del dragón.

 Como final diré que la importancia del dragón para los chinos puede verse en la celebración de la fiesta del año nuevo chino, en la cual se hace danzar largos dragones de tela y de papel con el fin de atraer la influencia bienhechora del dragón desde el primer momento del recién nacido año.

Texto cedido por el maestro Francisco Javier Hernández.


Juan Manuel Ortega Pacheco

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